Vrikshasana
Vrksa = árbol – Asana = postura
Postura del árbol
¿Quiéres unas piernas sanas y fuertes? esta es la asana que estabas buscando para librarte de las molestias en las piernas. Además de ser un reto de equilibro físico y mental.

La postura del árbol nos ofrece una maravillosa oportunidad para meditar sobre las cualidades inherentes a él.  Todas las posturas vienen desde la observación a la naturaleza y manifestar sus aptitudes, así que observa, inspírate y se el árbol que respira en equilibrio.

Este asana tiene su origen en el Ramayana, alrededor del siglo III a.C. En el texto, Sita fue secuestrada y llevada a un bosque donde permaneció rodeada de árboles ashoka, los que la ayudaron a mantener la calma y el equilibrio.

Los árboles le susurraban siempre que debía permanecer serena, pues ese tipo de situaciones no eran permanentes y su propósito tendría que mantenerlo, serena.

Es por eso que es tan importante el trabajo de concentración y meditación en esta postura de yoga, ya que la raíz del árbol (los pies y las piernas) son las encargadas de sostener tanto el tronco como las ramas, para mantenerlo fuerte frente a cualquier tipo de adversidad.

Concéntrate en la respiración para mantener el equilibrio. Aguantamos desde 3 respiraciones y con la práctica hasta máximo 5 minutos. Primero con una pierna y luego el mismo tiempo con la otra.
Beneficios

• Fortalece las piernas y los músculos de la espalda baja.
• Fortalecimiento de la columna vertebral.
• Fortalece los ligamentos de las rodillas, tobillos y pies.
• Alivia las molestias de la ciática.
• Corrige problemas relacionados con la postura y desarrolla el equilibrio físico.
• Desarrolla un buen sentido del equilibrio mental y emocional.
• Aporta firmeza, fortaleza y confianza en uno mismo.
• Balancea y calma la mente. Favorece la concentración.
Contraindicaciones

• Vértigo
• Presión arterial alta
• Artrosis severa en rodillas.
Pasos

•  Colócate en tadasana.
• Dobla la rodilla derecha y lleva el pie derecho al muslo de la pierna izquierda apoyando la planta del pie en la ingle.
• Comprueba que la pierna izquierda esté firme y encuentra tu equilibrio. Ayúdate con respiración consciente y con mirada al frente en un punto fijo para aguantar el equilibrio.
• Una vez en equilibrio, inhala y sube los brazos sobre la cabeza, junta las palmas en el mudra namasté (las palmas se tocan).
• Mantén la vista fija en el mismo punto y la firmeza en el cuerpo.
• Asegúrate de que tu espalda esté recta. Todo tu cuerpo debe estar firme como un elástico estirado. Continúa inhalando y exhalando por nariz. Con cada exhalación, relaja el cuerpo más y más. Lleva tu atención a la postura y a tu respiración, con una suave sonrisa sobre tu rostro.
• Abrimos y expandimos brazos, aguantamos unas respiraciones también.
• Exhala y delicadamente termina la postura. bajando los brazos.
• Realiza lo mismo con la pierna contraria.
Dedicaremos a esta postura un mínimo de  3 respiraciones hasta un máximo de 5 minutos con cada pierna.  Podemos alternar las distintas posiciones de las manos repartiendo el tiempo en cada posición.

Con esta asana activamos el chakra raíz (muladhara), vinculado a la Tierra ya que el objetivo de la postura es echar raíces como un árbol, bien anclado y enraizado a la tierra y como conexión entre cielo y tierra.

Punto Can-Pal es la casa del espíritu, un archivo de memoria genética. Activando y siendo conscientes de este punto, integramos todo el trabajo de una manera coherente a nosotros mismos y a nuestro alrededor.

Namasté Oooooom

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